Cuadrados como jaulas adentro de cuadrados y yo adentro de estos repitiéndome, asfixiada, encasillada. Me vuelvo un número, un código, la repetición. Soy el tiempo que pierdo, y a su vez el único tiempo valioso detenido en una milésima de segundo.
Apretar el disparador como un intento de desahogo, de escape al encierro físico y temporal. Una dinámica que se repite y se acelera para intentar poder respirar. Una muestra de cualquiera de mis días laborales. Cíclicos. Agotadores. Y un final de jornada que alivia sólo momentáneamente.
Performance realizada en un día laboral normal dentro de mi espacio diario de trabajo. Durante toda la jornada disparé de forma inalámbrica mi cámara cada vez que me encontraba abrumada por la rutina sintiendo que ese no era mi lugar. La secuencia completa de 65 fotografías cuadradas están distribuidas en 6 paneles (cantidad de lados de un dado) con 9 fotografías en cada panel, y un séptimo panel con las últimas 4 donde la jornada laboral ya finalizó y lo único que queda por hacer es ir a casa. En paralelo las anotaciones del tiempo de cada disparo, y en este último panel de manera más libre, sin separación, ni puntuación, sino una suerte de aire producto de sucesivos respiros interconectados.