Publicación que hice al cumplirse un año de realizarme una histerectomía. La imagen de la derecha es la de mi útero lleno de miomas, el cual pesó aproximadamente un kilo. Al momento de tener que tomar la decisión de operarme hubo muchas voces opinando adentro y afuera de mi cabeza, predicando que el útero es un tesoro intocable, un órgano sagrado, que el milagro de la gestación, que lo fenomenal de la sangre menstrual, que la maravilla de producir vida, y yo sólo reproducía miomas, con todo lo que ello significa física y mentalmente.
El nido no contenía ni podría contener nada que me hiciera bien. Pero aparentemente sólo un ser insensible podría anteponer su propia necesidad de bienestar a la mirada inquisidora de esta sociedad occidental y machista.
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